Emily y Esteban
Después de cepillar a Emily, y observar que dormitaba un poco, Esteban dejó el peine a un lado y se recostó, apoyando su cabeza sobre el suave cuerpo de la Forest Foxtaur. Cruzando los brazos, suspiró mientras miraba al techo. Emily, salió de su letargo al sentir la presión de Esteban sobre ella.
-¿Por que te gusta descansar la cabeza en mi cuerpo?- Preguntó ante la curiosa posición del humano.
-¡Oh! Lo siento… No quise incomodarte Emily-
-¡No! No lo haces Esteban. Al contrario, me gusta.- Respondió la hembra con una sonrisa en los labios.
-Uf… La razón es muy simple. Nunca tuve un regazo para descansar cuando era niño. Y al llegar a este planeta, comencé a recostarme de la misma manera sobre mi amigo Vroeg. Y descubrí que haciéndolo, mis pensamientos y mi dolor se calmaban. A Vroeg le pareció extraño al principio, pero luego, él también se acostumbró. Así, podía relajarme… Eh… Bueno, ahora con Lilethe y Doren hago lo mismo. Tu pelaje es tan suave Emily… Gracias por permitirme estar aquí.-
La Forest Foxtaur quedó pensativa un instante, después del cual, exclamó.
-Hm… Si quieres relajarte, entonces ¡Ven conmigo!-
Esteban, sorprendido, se levantó y se dejo llevar por Emily, quien, tomado su mano, lo condujo fuera de la casa. Tras salir, ambos se detuvieron frente al gran jardín de flores que la hembra había cultivado durante años.
-¿Puedes oler su aroma? Las flores, muchas veces, son como pequeñas enfermeras, capaces de curar cualquier tipo de dolor, si crees en ello-. Dijo la Foxtaur con entusiasmo.
-Es un hermoso jardín- Comentó Esteban impresionado. Emily agarró su mano nuevamente y lo condujo a un pequeño claro en medio de las flores. Ambos se sentaron en el suelo y ella hizo que el chico se acomodara apoyando su espalda contra su suave pecho. Luego, lo estrechó entre sus brazos y le susurró sutilmente:
-Déjate llevar la fragancia de las flores. Siente cómo purifican tu ser-
Esteban, poco a poco comenzó a relajarse y un bálsamo de alegría inundó su corazón. Emily susurraba suaves frases a su oído, mientras el chico cerraba los ojos una vez más. Respirando profundamente, pronto percibió la tibieza de sus propias lagrimas, rodando en sus mejillas.
Nota: Emily Wildstyle pertenece a Mark Sanders de Ucrania
Dibujo por Seth C. Triggs