Atardecer en Amistad (Re-edición en español 2023)

Introducción.

Es el siglo 24, del calendario terrestre. Más concretamente, el año 2357. Mucho ha cambiado desde el lejano siglo 21. La humanidad progresó a pasos agigantados hacia una nueva era de avances tecnológicos y científicos, y al mismo tiempo, descubrió que nunca estuvo sola en el universo.

Hoy, los viajes interplanetarios son tan comunes como lo eran en el pasado las travesías dentro de la Tierra. Y el comercio y la colaboración con varias civilizaciones extraterrestres, es la tónica que distingue la vida en el siglo 24.

Pero, el camino para llegar hasta aquí, estuvo sembrado de dificultades y para recorrerlo, la humanidad debió pagar un alto precio…

Durante el siglo 21, el género humano había alcanzado un asombroso nivel de desarrollo tecnológico, al punto de lograr el dominio completo de la genética de gran parte de la biomasa terrestre.

Durante la década de 2030, los científicos, lograron crear criaturas inteligentes a partir de diversos mamíferos superiores, combinando sus genomas con material genético humano. Estos nuevos seres, eran antropomorfos, caminaban en dos patas, tenían la piel cubierta de pelo y poseían una inteligencia casi similar a la humana. Fueron llamados “morfos”.

Sin embargo, estos sorprendentes adelantos de la ciencia genética, no se condijeron con un mayor progreso moral de la humanidad, manteniendo ésta los vicios y miserias de su pasado.

Los morfos fueron creados en principio, para satisfacer algunas “necesidades” prácticas de la sociedad. Se usaban como mano de obra en labores de construcción, sirvientes domésticos, e incluso, eran utilizados como esclavos sexuales en sociedades más decadentes. Sin embargo, y dada la superioridad física que poseían respecto a los humanos, no pasó mucho tiempo para que algunos países, también los utilizaran como soldados de guerra.

Esto, encendió las alarmas y el temor en el resto del mundo, sobre todo en las naciones desarrolladas. Comenzó una verdadera histeria genética, fabricándose cada vez más morfos y desatando una verdadera carrera por obtener la mayor población de soldados.

El impacto de la aparición de los morfos en la sociedad, y su utilización como siervos de los humanos, fue también una gran sacudida a los principios éticos y morales que definieron y condujeron a la mayor parte de la humanidad durante la historia. Los morfos, aunque eran inteligentes, no eran humanos, por lo que no se les otorgó ningún tipo de derecho. Tampoco recibían remuneración por su trabajo y no eran reconocidos como ciudadanos. En muchos lugares, eran tratados como ganado, viviendo una situación de esclavitud similar a la de los humanos de origen africano en siglos anteriores. Incluso en algunos países, eran considerados inteligencia artificial orgánica, incapaces de sentir.

Esto, provocó un creciente malestar en parte de la población durante la década de 2040, materializándose en el surgimiento de grupos de activistas pro morfos, que poco a poco se hicieron escuchar. Con el tiempo, la causa sumó más adeptos, y pronto las protestas callejeras se transformaron en acciones violentas. En gran parte de los países, las opiniones divergentes se polarizaron en dos corrientes opuestas, tal como ocurrió con las ideologías políticas del siglo 20. Una que proclamaba la igualdad y la libertad de los morfos, y otra conservadora que deseaba mantener el status quo. Los conflictos internos no tardaron en estallar, y pronto la violencia se trasladó a nivel de países, arrastrando a toda la humanidad, a un oscuro período de guerras mundiales, que duró gran parte de la segunda mitad del siglo 21.

La historia llamó a esta conflagración Guerras Genéticas, y mientras se desarrolló, se perdieron miles de millones de vidas, tanto de humanos, como de morfos. Grandes zonas del planeta quedaron inhabitables o sus recursos inutilizables, debido a la radiación de las bombas atómicas y otros agentes nocivos diseminados durante la guerra. La sociedad humana, tal como se conoció hasta comienzos del siglo 21, se desmoronó.

Tras el fin de la guerra, el año 2090, los sobrevivientes, – cerca de un décimo de la población humana y de morfos- se organizaron en un nuevo orden mundial. Los países que aún tenían cierta estructura organizacional, crearon las bases del Gobierno Mundial de las Naciones Unidas de Terra, un símil de la antigua ONU, que les permitió aunar esfuerzos para reconstruir la civilización. En esta titánica tarea, los seres humanos se reconocieron incapaces de llevarla adelante solos, por lo que necesitaron la ayuda de sus creaciones. De este modo, los morfos sobrevivientes fueron reconocidos y aceptados como iguales y se les otorgaron todos los derechos de los que goza un ser humano.

Tras superar la crisis, los sobrevivientes humanos y morfos, se impusieron como objetivo, crear una sociedad más equilibrada y con estrictas restricciones y ordenamiento a la investigación científica, en especial la ciencia genética, fuente de conflicto en la guerra anterior. Como señal de unidad, se adoptó el “terranglo” por idioma universal, una versión mejorada del inglés australiano. Asimismo, la guerra y la posterior reconstrucción, redujeron el mapa político global a seis naciones independientes en el continente americano, tres en África, ocho en el continente euro-asiático, además de Australia y Nueva Zelanda.

Si bien, tras la guerra, hubo un consenso mayoritario respecto al rol de las criaturas inteligentes creadas por manipulación genética, resabios de la antigua corriente conservadora humana, aún permanecieron latentes y, con el transcurso del tiempo, dieron origen a una ideología ultra radical, que proclama a los humanos como única criatura viviente real por derecho. Ésta corriente, considera a todos los morfos y sus descendientes como abominaciones. El grupo, se hace llamar H1 (Humanos Primero) y su fanatismo ideológico y violento, ha cobrado la vida de muchos seres vivos debido a sus acciones extremistas durante la historia, incluso siguen activos en el presente.

Pese a los desastres producidos por la mala utilización de la ciencia genética, las investigaciones en este campo continuaron, pero bajo la estricta vigilancia del nuevo gobierno, y a comienzo del siglo 22, los noveles investigadores, se esforzaron por perfeccionar y crear seres vivos inéditos y mejorados, que ayudaran y sirvieran a la alicaída humanidad en las décadas venideras.

Entre ellos, se encontraba el matrimonio formado por los genetistas Charles y Katherine Turner y el destacado investigador Bryant Curtis.

Sus trabajos, trajeron a la vida a nuevos seres antropomórficos (morfos), los Chakats, creados por Charles y Katherine combinando genes humanos y de gato, y los mofetauros desarrollados por Curtis, usando genes de mofeta. El vocablo “chakat” proviene de la combinación de los nombres propios de sus creadores, “cha” de Charles y “kat” de Katherine.

A diferencia de la mayoría de los morfos, los chakats y los mofetauros son cuadrúpedos, con torso humanoide, tal como los centauros de la mitología griega. Su genética mejorada, les otorgó habilidades únicas para adaptarse a distintos ambientes y dedicarse con devoción al trabajo. Una de esas mejoras fue su hermafroditismo, es decir, la capacidad de poseer gónadas masculinas y femeninas al mismo tiempo en el caso de los chakats. Y en los mofetauros, la habilidad única de transformar sus cuerpos de macho a hembra y viceversa, para una mejor adaptación a las condiciones ambientales y sociales.

Con las energías enfocadas exclusivamente en el progreso del nuevo mundo y en la búsqueda del bienestar común, los habitantes de Terra -nombre con el cual rebautizaron a la antigua Tierra,- dieron pasos agigantados en ciencia y tecnología.

Hacia la tercera década del siglo 22, comenzaron los viajes espaciales y se desarrolló el motor que hizo posible la exploración y conquista de otros planetas en corto tiempo, el propulsor de hiper velocidad. De este modo, el año 2135, marcó un antes y un después en la historia de Terra: Los exploradores espaciales, hicieron contacto con la primera civilización alienígena avanzada del universo, los Caitianos, seres de morfología humanoide y rasgos felinos que exploraban el mismo sector del espacio. Los terranos, ya no estaban solos en el universo.

Seis años después, en 2141, se contactó a la raza Voxxan, seres antropomorfos de aspecto canino. Una civilización avanzada en franca expansión. Y en 2158, los terranos conocieron a los Rakshani, un tipo de felino de gran tamaño y de naturaleza belicosa.

Aunque al principio, pareció que ocurriría una guerra con estos nuevos “vecinos” del espacio, la diplomacia de los chakats, criaturas dotadas de un gran sentido empático, lograron disuadir a los rakshani de cualquier acción bélica, invitándolos a formar parte de la naciente Federación Estelar, creada por estas cuatro razas inteligentes.

Nuevas civilizaciones alienígenas fueron contactadas a través de los años, entre ellas, los Merraki, seres reptiloides, y los Renzar, criaturas antropomorfas semejantes a grandes osos, cuyo primer acercamiento ocurrió en el año 2224. Todas ellas, también pasaron a ser parte de la Federación Estelar.

Como se mencionó previamente, los chakats y los mofetauros fueron creados casi en paralelo. Estos últimos por el doctor Bryan Curtis, quien, a poco andar, debió vender su proyecto a un grupo de empresas tecnológicas para conseguir financiamiento. Estas compañías, controladas por humanos ambiciosos, se hicieron cargo de la “producción” y refinamiento de la nueva raza de mofetauros, pero con otros planes para ellos: querían producir esclavos dóciles y obedientes que sirvieran a sus propósitos, como mano de obra barata, reflotando los motivos iniciales para la creación de morfos en el siglo anterior.

Se trataba de tres compañías diferentes y cada una tenía la capacidad de producir mofetauros trabajadores de forma independiente. Como estas criaturas tenían un aspecto similar en cuanto al color de piel (blanco y negro como la mofeta), las tres empresas introdujeron una mutación, que resultó en la aparición de una mancha en forma de pata en el lado derecho del torso. Cada compañía produjo una marca de color diferente para distinguir a sus trabajadores del resto de los mofetauros: rojo, azul y negro. Y como el objetivo era crear verdaderos esclavos trabajadores sin voluntad propia, los mofetauros fueron sometidos a una lobotomía química introduciendo en sus cuerpos sustancias que anulaban ciertas funciones neuronales. Comienza así, la producción en masa de la primera generación de mofetauros.

Sin embargo, cuando salió a la luz pública la situación de esclavitud, sus primos chakats, gobernantes de gran parte del mundo en esos momentos, consideraron la situación como intolerable, y actuando con decisión, acabaron física y financieramente con las tres compañías, liberando a los mofetauros el año 2223.

Para contrarrestar el efecto de la lobotomía química, los Chakats usaron un virus mutagénico, que introdujeron en los zorrillos, pero el daño fue tan grave que, esos individuos no pudieron recuperar por completo su inteligencia natural, quedando en un estado similar al de un niño. Hubo que esperar el nacimiento de la segunda generación de mofetauros para ver los efectos beneficiosos de este virus mutagénico.

Sin embargo, y para sorpresa de todos, tanto los químicos utilizados por las empresas, como el virus introducido para contrarrestarlo, tuvieron un efecto secundario inesperado en los mofetauros: estimularon áreas dormidas de sus cerebros, despertando habilidades extrasensoriales. Los mofetauros de pata roja, desarrollaron la telepatía, los de pata azul, la telequinesis y los de pata negra, podían hacer viajes astrales. De esta forma, las nuevas generaciones se caracterizaron por ser trabajadores eficientes y entusiastas, que usaban sus poderes psiónicos para contribuir al avance de la sociedad de los chakats y de la Federación Estelar. Actualmente, el día de la liberación de los mofetauros, se celebra como una fiesta planetaria cada año.

A comienzos del siglo 23, las especies creadas genéticamente en Terra, ya superaban por mucho a la población humana, debido a la procreación natural. Como gozaban de plena autonomía, decidieron abandonar el planeta y buscar un mundo propio para desarrollarse como sociedad, evitando, en lo posible, cometer los errores de la humanidad.

Es así como en el año 2237, se halló un mundo apto para la vida, orbitando la estrella enana amarilla Aquila RA. Tras una fase de exploración y verificación previa, el planeta, fue bautizado como Chakona, y comenzó a colonizarse en el año 2257, completando la migración a comienzos del siglo 24. Los chakats invitaron a todas las especies creadas genéticamente a mudarse al nuevo hogar, incluyendo a sus primos mofetauros, cimentando los lazos de hermandad y el sentido de pertenencia a un lugar común. Los humanos y alienígenas que deseaban empezar una nueva vida, también fueron bienvenidos.

El primer asentamiento colonial dio origen a la ciudad de Amistad (nombre en idioma español), la capital del planeta. A medida que llegaban más colonos y la población de seres nacidos en Chakona se incrementaba, se fundaron nuevas ciudades en los distintos continentes, como Berdoovia, New Bletchely, New New York, Eucla City, etc. Los mofetauros se establecieron en una serie de islas en la región septentrional de Chakona, conocido como Archipiélago Skunktaur, convirtiéndolo en un importante polo de desarrollo industrial y tecnológico.

Hoy, en el año 2357 dentro de la Federación Estelar, Chakona es considerado el hogar natal de las nuevas generaciones de Chakats, mofetauros y morfos. Y como mundo integrado por derecho propio a la Federación, ha comenzado a ganar un lugar preponderante, no solo debido a la singularidad de su sociedad, sino también, por su aporte científico y tecnológico a la comunidad de mundos en esta parte del universo.

Para los visitantes e inmigrantes de Terra o de otros planetas de la Federación, Chakona es un lugar atractivo, tanto por sus paraísos naturales inexplorados, como por la calidez de su gente. Sus habitantes, en su mayoría Chakats, Mofetauros y morfos de diferentes especies, además de alienígenas de distintos mundos federados y en menor cuantía seres humanos, han desarrollado una rica cultura propia, en completa armonía con el medio ambiente. Cuentan con tecnología de punta, universidades de prestigio, infraestructura soberbia, y una organización social envidiable, donde nadie es excluido y todos aportan al bien común, según sus habilidades e intereses.

Chakona, en el siglo 24, es lo más parecido al paraíso que alguna vez, la humanidad soñó construir en el planeta Tierra.

REFERENCIAS:

Tigerstripe, 21st Century World History
https://chakatsden.com/Stories/21st…..d_History.html

Bernard Doove, An Introduction to Chakats 
https://chakatsden.com/Intro.html

Bernard Doove, Sapient Races In The Chakat Universe 
https://chakatsden.com/Stories/Species.html

Bob Reijns Introduction to Skunktaurs 
https://chakatsden.com/Skunktaurs/skunktaur.html

Ben Zider Renzar Review: An introduction to the Renzar race of the Chakat Universe.
https://chakatsden.com/Stories/RenzarReview.html

Seth C. Triggs Building Chakona
https://chakatsden.com/Stories/Buil…..ngChakona.html